miércoles, 18 de marzo de 2009

-De transformaciones.


¡Hijos de puta!

Hijos de puta en mi cabeza, siento sólo el silencio, siento sólo el encierro. Tiembla hasta el fuego entre mis manos, duelen los huesos al golpear las paredes, se siente como un cable a tierra.

Me pica la cabeza, me rasco y sangro vapor. Tengo insectos en los pantalones y las manos en los bolsillos, caigo y bailo rodando entre el techo y la pared. Tengo sol en la heladera, no me deja ver que comer. Se congelan las cenizas y voy perdiendo las uñas poco a poco. Se me caen los dientes y escapan. Los trato de alcanzar, reptando entre el barro, pero las puertas y ventanas no paran de golpearme. No me quieren ni adentro ni afuera.

¡Hijos de puta!

Hijos de puta en mi cabeza que me escupen sus problemas mientras voy através de puentes colgantes, cruzando los ríos fantasmas de mi conciencia. Son juguetes rotos por ser muy niño, son anillos en el cuello, son prisiones en los ojos.

Golpeo el charco de botellas rojas, ya no encuentro vidrios en la piel. Mi camisa ya es de fuego, aspiro el humo del consuelo y acuesto el silencio entre algodones que son alma de los pobres.

Ahogo el llanto entre suspiros, fundiendo el tiempo y el olvido.

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