domingo, 27 de noviembre de 2011

#98

La impúdica cintura de mi vida, como parodia de algún cuento cliché de abandonos muy eternos y algún que otro cielo que se cae, me presenta cual arraigado del pasado, un porvenir con piedras.

Mi mesa de luz vuelve a ser bastión de medianoche contra las caídas del insomnio y sus delirios vertiginosos, con sus pastillas para resfriados de ocasión y papeles tan inútiles como imposibles de tirar. Con mi derecha apoyada en su respaldo veía en una esquina a mi otra compañera. Una caja de metal que bien sabe dar silencio, necesario para cortar los brotes de un abandono olvidado y una ausencia mal curada.

Todo es sobre la identidad, supo decir el caminante. Muy entreverado en sus demonios y placeres laberínticos. Todo vuelve y hay que saber buscar una respuesta en alguna fuente de certeza… Si es posible, hay que saber.

La existencia y todas sus razones terminan con la muerte: Un silencio.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

#97

En un lugar eterno, ninguno y todos a la vez, se originó la primera muerte y dio lugar al universo y nunca más hubo silencio.

Toda existencia yace bien adentro en tu (in)conciencia y es posible gracias al suicidio de la nada misma.

Esos puntos en el cielo están para recordarte en cualquier momento que la tierra es tierra para crear y que el árbol de la vida está donde nadie busca la inmortalidad, en la propia muerte y que la vida es vida si la proyectas unívocamente al universo.

La locura es poder ver más allá – Charly García.

Bon voyage, buena vida.