viernes, 2 de diciembre de 2016

#229

Simulaba que sucumbía.
Simulaba pero caía.

La garganta derramada, en cada bocanada, del corazón al humo.
Entre tantos culos y el tuyo, los televisores nos dan finales para perdices.

Ese sorbo de más que tentó al de mis cuentos, lo obligó al sillón perpetuo. Y allí se quedó, dibujando mandalas sobre su panza, con el pulso del diablo.

Intoxicado de tanto miedo, eligió dormir sobre sus clavos, y sus clavos se peleaban entre ellos sin saberlo.

Pero sabe sonreír cuando elige ignorar el reflejo grasoso del televisor en su frente.
Y opina de los demás, claro que si, es que hay series, deportes, escabio, pajas y putas.

Ese sorbo de más lo llevo a una vida eterna que en unos meses espera que pase.
Mientras su mandíbula le come a bocanadas el corazón y se relaja con un pucho.