miércoles, 9 de junio de 2010

#82

¿Te acordas de ese que caía desde el cielo?

¿Te acordas de cómo nos mentían?

¿Recordas ese vacío, esa mirada tan esquiva?

¿Dónde habrán ido a parar aquellos muertos?

Una ficticia nacionalidad, de la que fuimos cómplices, puta comodidad que traía el color en las vidrieras. Esos trabajos que terminaban dando fuego en alguna carretera. Ese vil metal que juguetea con las almas.

¿Acaso no eramos niños?

¿Tan ignorable te fue la pobreza?

Erase una vez un niño en los noventa, un niño que siempre se imaginaba al borde de un precipicio, ya cayendo irremediablemente. Veía una hermosa ciudad, una para él. Desde su lugar que siempre era de noche, lo era todo un pequeño puñado de luces. Un retrato de su mundo, tan hermoso como fantástico se lo pintaba. Estaba claro que la ciudad era mucho más que él, pero ya lo sabía, la conocía y nunca se perdía. Como en toda vida había cosas que faltaban, aún así siempre supo ignorarlas, algún reflejo antidepresivo de supervivencia diría. Y vivía entre terrazas imaginando cielos, descubriendo la mentira. Soportando esa caída.

¿Te olvidaste ya de tu niño en los noventa?

¿O acaso sos mas viejo?

¿Importa?