Fuer.. rea Marad... se.... llece de presentar el sig... ente... ow...
Nunca supe cuando pasó, cuando fue que descubrí mi poder. Había leído un par de libros lo sé, había entendido el significado, me había convencido. Gustavo estaba allí, sumergido en un mar de sábanas quietas, su mente cansada de siempre el mismo lugar se había convertido en una esfera transparente que con el éter de su conciencia recubría cada rincón de la habitación. Un abrigo psíquico que plasmaba en aquellos muebles retazos de una personalidad ya perdida. Pero era ajeno a ello, no era consciente de su propia extensión, la biología de su cerebro estaba muerta y lo que lo mantenía con vida era ese impulso que a supervivencia y evolución algunas madres forjaron. Fue difícil llegar hasta ese lugar, entendí porqué nadie lo quería dejar ir, no era el egoísmo de volver a escuchar sus canciones, no era miedo a agotar el sustento de sus grabaciones colgadas en la web, era saber que todavía estaba ahí: Si lo hacías, si desenchufabas aquel cordón, estabas enterrándolo vivo.
Lo desperté. El proceso es complicado de explicar, es más, estimo que no hay combinación posible de palabras que pueda transmitir cómo lo hice. Verán, había llevado mi ser más allá del lenguaje, pensar es mucho más que hablar para adentro: No hay idioma que alcance, no hay una forma de comunicar una idea a la perfección. Piénsenlo como la termodinámica, los pensamientos son energía y transmitirlos correctamente sería cómo crear una máquina de movimiento perpetuo.
En fin, lo desperté. Imaginen un gran cuerpo líquido que se extiende por todo el universo y una gota dando luz a una onda expansiva que reintegra el pasado tomando como única fuerza su propia existencia, así fue.
Lo vi al flaco, Hernán. ¿Que pasó?
¿Manda saludos?
Si.
¿Anda bien?
Muy bien.
Entonces no pasó nada Gustavo. Te dejo, necesitas comer... Ah la enfermera va a llorar, no te preocupes es la sorpresa.
Cae la promesa de que el cielo envuelva la nada.