domingo, 9 de julio de 2017

#234 - Sombras 2 bis

Había pasado cierto tiempo ya, desde que ese creador había desatado sus contracturas en este cielo.

Era un suburbio en el centro, en la plaza de ese pueblo. Situado entre calles diagonales, de trafico voraz, de fauna intransigente.
El fermento de la orina mal correspondida, cresta de ebriedades lujosas en licores importados, acentuaba la pintura que invocaba mi rutina.
Mi cliente y su figura, tan embebida en sus problemas, me suspiró una pista para continuar este relato y de colateral mi vida. Ese cliente no sabia el daño que causaría a esa disyunción colectiva que los dueños del saber buscaban imponer como límpida optimista, y cuasi fabulista, hora de noticias.
Unos pasos y unas chispas, una cesárea tras otra, un devenir en humo y ecos. Lejos estaba de saber si, en su primera media vuelta, mis agujas habrían de negar ese minuto por cuadra.
Quizás algo me detiene - Pensé.  Quizás sea quien busca mi cliente.
Debía de ocultarme y observar, debía de beber para esperar. Después de todo, no hay nada más sospechoso en esta ciudad que un sobrio buscando en la multitud.




domingo, 30 de abril de 2017

#233

Somewhere in between, where the whos and the dudes hide.
Lies the cristals of our fallen sun, sunken into the firm grasp of humanity's fears.
From dust we hold our destiny, at a tear drop away from existence.

"y vas a estar bien cuando el sol no nos vuelva locos." - Charly García


Hace mucho que el concepto del abismo no resume las instancias de este mundo.

De las manos sudorosas y frías que relamen deseos ajenos, perdidos en el cementerio de las novedades que conforman mi pueblo. Una ciudad muy urbana y obsesiva por donde la veas, ciudad que te persigue hasta en los sueños.
Criaturas del Sol, agobiadas por la semántica de su dueño. Los humanos y su impulsiva necesidad por escupir humo... Aquellos auto-proclamados marcianos de su tiempo.
Yo crecí en una ciudad que no recuerdo, fácilmente confundo nostalgia con inspiración. Son las 3 AM, desconozco el día de la semana:
Altas son las siluetas de obsidiana y ébano que dibujan falsos árboles gigantes de mármol mal prometido. Son inmensas estructuras de cemento en un cuadro de Van Gogh que perdió las estrellas.
Una vez me dijo un artista que llevo puestos unos viejos lentes de Dalí; Yo sólo supongo que soy, una pobre imitación de su tilde, en una firma que alguien falsificó.
No habría honor en el surrealismo si de definirlo se tratara, no existiría lugar para la rigidez de un paradigma tan soluble en el tiempo.
En la cresta del vapor, puedo cubrir la luna si tener que mover un dedo, pero sólo para mí.
¿Es el humo un artefacto para sentirnos nuestros propios dueños?
¿Será un chiste del abismo la fugaz existencia de su efecto?

Hace tiempo, en un lugar perfecto, comenzaba la historia de mi nombre y su segundo en el Universo.
En un barrio, salido de un cuadro que un niño pintaba repleto de verdes, en la Latinoamerica del Sur modesto. Allá por los años treinta.

martes, 28 de febrero de 2017

#232

¿Por qué la vida propia importa?

El capitán volvía, endulzado por una orgía terminal, apenas inspirado por las nubes del expresionismo alemán.
El mundo se había convertido en un manojo de trapos digitales. Todos con sus cuellos en U, sumisos a no coger, por otro toque del romance entre sus huellas y el cristal.
El doctor le recetó, siete años después, que nada había cambiado. En su carta, un sonido extraño le pedía que aprendiera sus letras, desesperado.
Es que la tensión sexual crecía entre la Parca y este mundo acelerado.
El capitán volvía tras los pasos de una niña de perlas de mil colores, hija de algún país marrón donde los sueños eran tan simples que se vivían a diario y siempre pidiendo mucho perdón. Pero no era hija de la lágrima, no pedía más mercurio cuando se escondía el Sol.
Lo mataba aquella forma de amar, siempre tan particular, que no cabía en su furor difuso. Se tenía que intoxicar.
Un manojo de firmas que pedía por los bosques comenzaba a circular, en una plaza hexagonal, ese día que eligió aterrizar. Mientras los trajes querían acabar adentro de la Virgen de la Cruz del Sur, para dejar su vientre repleto de ese aplastante poder artificial.
Mas no le importaba la verdad, si de sufrir se trataba. Es que hacía mucho tiempo que su musa lo había dejado, y desde entonces y vaya a saber en qué telo lo engañaba con sus miedos.
El capitán creía en esas tardes de verano, donde anestesiado le pedía a su Dios que le perdonara el dolor de cabeza.


lunes, 16 de enero de 2017

#231

¿Qué? ¿Nunca viste a un hombre llorar?

Los hombres no lloran. - Escupió aturdido por la compasión que se tenía, no la podía explicar.

Aturdido mordía sus labios y contraía el alma en su rostro, no podía dejarse mirar así. Aunque fuera suyo su rostro, aunque fuera dueño de su pena.
A suspiros silbados dejaba escapar una deformidad retraída que sus lagrimas recorrían con vergüenza. Derrotado cedía en un grito ahogado, mientras asentía frenéticamente hacia el piso, iba perdiendo su ritmo.

Los hombres no lloran. - Repetía en seco.

Respiraba de a bocanadas mientras podía, y volvía a querer atraparse en un gesto malnacido.

lunes, 9 de enero de 2017

#230

Aquella tormenta, tan señalada que se sintió absurda, despojada de su nombre propio por la indiferencia moderna, embistió enfurecida contra su cielo e implacable y fugaz fue su límpida resolución al deshacerse contra el cemento.
Cemento que la iba de olvidar, mientras las calles anegadas volvían a su paz, y los cuerpos en su rutina confundida no sabían si su alivio provenía de haberse dejado naufragar.
Así se fueron sus quince minutos de existencia devorados por ese abismo fin fondo, tan repleto de nombres propios, que algunos llaman Tiempo.