¿Qué? ¿Nunca viste a un hombre llorar?
Los hombres no lloran. - Escupió aturdido por la compasión que se tenía, no la podía explicar.
Aturdido mordía sus labios y contraía el alma en su rostro, no podía dejarse mirar así. Aunque fuera suyo su rostro, aunque fuera dueño de su pena.
A suspiros silbados dejaba escapar una deformidad retraída que sus lagrimas recorrían con vergüenza. Derrotado cedía en un grito ahogado, mientras asentía frenéticamente hacia el piso, iba perdiendo su ritmo.
Los hombres no lloran. - Repetía en seco.
Respiraba de a bocanadas mientras podía, y volvía a querer atraparse en un gesto malnacido.
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