miércoles, 19 de diciembre de 2012

#118

¿Dónde estarán? ¿Cómo fue que los perdí tan rápido?
¿Y mi moneda?

Desde arriba la Luna ofrecía la tenue claridad que su cuarto menguante le podía permitir. Hacia ambos extremos, las viejas calles de tierra perdían sus horizontes frente a majestuosas siluetas de renegridos Paraísos, inmutables en ese eterno baile, queriendo imitar la brisa. Casas coloniales con sus recuerdos de siglos pasados, perdidos pero presentes en algún que otro inconsciente añoso, terminaban de pintar mi pueblo. Aquellas estructuras aún variando en arquitectura, habitantes y dolores, encontraban similitud en esos pequeños detalles, detalles de mesas afuera, puertas apenas entornadas y mates amargos esperando el rocío.
¡Y qué decir del obsoleto alumbrado público! Historias tan inexplicables como creíbles nacen en estos queridos pueblos. Se sabe decir aún dentre los más callados que el errático comportamiento de los escasos faroles responde a aquellas almas que transitan la noche, ya sea brindando refugio a esos fugaces amantes precoces que con avidez huyen de las doctrinas que les imponen o señalando con migajas de luz el camino de vuelta al hogar de tambaleantes borrachos.

Esta noche el alma bendecida no parecía ser la mía, mi camino había sufrido un apagón. Y para empeorar la situación, la cantidad de monedas que traía conmigo era impar. Supongo que debería explicarles esto último: Desde pequeño siempre tuve mañas particulares, una de estas era la necesidad de llevar siempre una cantidad par de monedas. Elegí par por una cuestión de practicidad, valga la ironía, nunca fui una persona de muchas monedas y me habían enseñado en el colegio que al no tener ninguna, tenia una cantidad par. Nunca les pude seguir del todo la explicación, al parecer sostenían que nada es una cantidad. Idea que siempre me pareció triste y tuve presente. Y si, si me encontraba con una sola moneda la regalaba. Y fue por causa de aquella maña que perdí a mis amigos...

Íbamos caminando todos juntos, eramos mas que diez y menos que treinta. Nos alejábamos de la plaza en la séptima noche de mis vacaciones buscando alguna fiesta, era una curiosa casualidad que fuera Domingo.
¿Habrá sido en la séptima noche?
Acostumbrado a la vida de la ciudad, uno termina sorprendiéndose frente a las cosas más simples de la vida. Así fue como un sapo me hizo llevarme un susto y con este deje caer una de mis monedas en un pequeño matorral. Me demoré buscándola mientras veía a mis amigos doblar en la esquina, al reconocer la dificultad de la búsqueda me apresuré para decirles que me esperen, pero al doblar ya los había perdido. Seguí hasta la siguiente esquina sin éxito alguno y sintiéndome un poco tonto volví a donde mi moneda yacía perdida, pero nunca pude encontrar aquel matorral.
Enseguida pude reconocer que había algo raro en la noche, vagué durante lo que pareció horas escuchando tan solo la brisa en los Paraísos y el quejido de una bicicleta que nunca encontraba descanso.
Cansado y ya sin prisa, le hice compañía a uno de esos mates amargos y juntos esperamos el rocío.

¿Dónde estarán? ¿Cómo fue que los perdí tan rápido?
¿Y mi moneda?



martes, 11 de diciembre de 2012

domingo, 2 de diciembre de 2012

#116 (A los 23)

La Luna empieza a llorar y cuando todo es tan plateado hay colores que no pueden entrar. - Charly García.

Ayer volvía cansado de tanto simular, tanto fantasma y tanta ciudad. Algo se echaba a perder, quizás era yo o quizás algún que otro cartón que me había olvidado de tirar. Sabía lo que tenía que hacer, sabia que tenía que volver a ese lugar: Entre a mi habitación cada vez mas encerrado entre los muebles sentí como el tiempo achicaba los espacios, me acosté en el suelo (No sentía verdadero ningún otro sitio.) y puse ese disco, esa canción. Con los brazos bien abiertos y los ojos en silencio, la escuché abrazando la oscuridad, esperando verla entre las luces. Si, esa era la canción 'Ah te vi entre las luces' y esos once minutos fueron de la máquina.
Nunca pude describir el efecto que causa en mi esa canción, se podría decir de alguna forma que adormece el alma, la refresca y prepara para todo y absolutamente nada, es una especie de siesta espiritual.

A los 23 esa siesta no tendría el mismo efecto, como si hubiera perdido su magia. Tal vez tanto boxeo me había vuelto un sordo emocional o simplemente había echo trampa en el ritual.
A los 23 mi memoria cada vez esta más selectiva y me encuentro débil frente a las cosas que de niño no importaban.
A los 23 me sueño en la cima de una montaña suspirando a la suave brisa de un invierno húmedo y gentil, enredándome con las cosas que me faltan, anhelando perderme en el horizonte. En aquel sueño una dama se aproxima y me observa...

'Flaco ¿Qué te pasa? ¿Estas bien?'

'¿Por qué? Ah vos decís por la cara. No te preocupes por mí, siempre estoy así. Nomas que por ahí pasa que me sale esto de los ojos, te convidaría pero es muy salado y probablemente te contagie algo.'

A los 23 mi mente me engaña más que nunca, me obliga a usar auriculares para no pensar.
A los 23 me imagino cayendo y explotando antes del final. Como cuando niño soñaba con el vértigo.
A los 23 no siento la libertad que te da la felicidad.
A los 23 me siento a esperar que pase un año más.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

#115

Se aproxima la camarera y pide la orden.
A: 'Café negro, por favor'
P: 'Me parece que no vamos a poder organizarnos a tiempo Pelonusa'
A: '¿Vos decís? Mirá que los chicos vienen acomodando las ideas desde hace rato. Parece que realmente saben lo que quieren.'
P: 'Eso es lo que me asusta, particularmente que solo sepan lo que cada uno quiere. Individualmente.'
A: 'No creo, el objetivo siempre fue claro, las intenciones pueden variar pero en sí estaríamos hablando de lo mismo.'
P: 'El condicional te delata bastante.'
A: 'Es que nunca podríamos afirmar con total seguridad. De eso se trata el riesgo.'
P: 'Si, claro pero tiene que haber algún margen razonable.'
Vuelve la camarera con el pedido.
A: 'Gracias, pero te pedí un cortado.'
C: 'Disculpe, enseguida se lo cambio.'
P: '¿Para qué haces eso?'
A: 'Le recuerdo de alguna forma que uno siempre puede estar equivocado, aún dentro de cualquier margen razonable.'
P: 'Pero la chica en realidad no se equivocó.'
A: 'Reconoció un error de su parte, no lo discutió. Eso es lo mismo que haberse equivocado en un principio.'
P: 'Me parece bastante rebuscado.'
A: '¿Qué no lo es?'
P: 'Tal vez pensó que vos te habías equivocado y para ahorrarse la explicación fue y lo cambió directamente.'
A: 'Eso también sería rebuscado.'
P: 'A fin de cuentas podríamos decir que depende más del punto de vista que de otra cosa.'
Se acerca la camarera nuevamente, esta vez con el cortado.
C: 'Aquí tiene señor.'
P: 'Disculpe señorita, sabría usted decirme donde puedo tomar el metro mas cercano hacia el centro.'
C: 'Creería que es a dos cuadras bajando por esta misma calle señor. Pero podría estar equivocándome.'
A: 'Gracias querida, que tengas buen día.'
C:'Igualmente caballeros.'
Se retira.
A: '¡Notable! Uno enseña y el otro te devuelve una enseñanza a cambio.'
P: '¿A qué te referís?'
A: 'Ella te enseño que la gente también se puede equivocar, y eso fue posible gracias a la experiencia del café negro y el cortado.'
P: 'Sigo opinando que es demasiado rebuscado.'
A: 'Vamos se nos hace tarde y los chicos nos esperan.'
P: '¿Y el café Austurio?'
A: 'Me di cuenta que quería negro. Me equivoqué.'

lunes, 26 de noviembre de 2012

#114


Allí la vio, de piernas cruzadas y faldas que sobran, complicada como ninguna en su pequeño ventanal. Ella nunca supo que le escribía, más aún le decía a través del cristal de su copa que algo le veía hacer pero nunca sabía. El señor nunca pudo nombrar aquello que lo detenía... No se animo, la miro a los ojos de reojo y así le recitó a su vino:

Te beso vino, te encuentro tinto. 

Suspiro tu sabor al paisaje de este ventanal de noche y a su demonio circular que plateado baila con la idea de salir a jugar sin importarle el porvenir o el qué dirán.

Me vuelvo a ella y pienso que vaya a saber uno si le canto al vino.

Sobre tus manos en el cristal reposa, y con él un cielo rubí tiñe de recuerdos el momento: Recuerdos de un pueblo con padres, guitarras y madres. Recuerdos de ese niño que las manos de un viejo acompañaba, recuerdos de un árbol, de barros y albahaca.

Me vuelvo a ella y observo sus ojos cuyos acabados de almendra sostenían un mirar firme de atención y cariño, y sus lágrimas que ya se habían acostumbrado al cautiverio volvían a encontrarse en un tenue río de silencioso caudal.

¿Qué rompí?
Me abrazó sin responder y todo desapareció.

lunes, 19 de noviembre de 2012

#113 (El capitán contraataca)

Aún siempre falto de silencios en su inconsciente, supo reponerse del constante temporal de niebla y fiebre que poblaba su presente. Después de todo él debía ser la estrella de ese lugar y sus aspiraciones de vida el motor suficiente. Y así simplemente pecando de haber perdido sus sentidos, una vez más decidió volver a perseguir sus momentos.

“¡Sistemático Facundo! - Silabeó el capitán desde lo más hondo de aquel laberinto de acantilados. Aferrado a las sonrisas fatuas que traía ese viento, sonrisas invertidas y amarillas como ese Sol cuyo nombre llevaba un hogar en su significado, decidió buscarle un final a tanto encierro.

Verán que los delirios del capitán no eran sin causalidad alguna, siendo muy niño supo perderla en un aluvión de preguntas sin respuesta, de callejones sin salida. Era su madre, ese pilar fundacional que sostenía sus manos, manos firmes de palmas al cielo, cuyo hechizo llevaba al Sur los temores de un mundo sin razones pero lleno de prejuicios. Desde ese día el capitán llevó siempre consigo un victimario que lo soltaba y lo volvía a atrapar, el cual colgaba de su cuello y muchas veces lo nombró como su libreto. Así fue como de tal relación surgió una especie de soplo de Estocolmo, aquel sí que era un mal necesario.

“¡O fortuna velut Luna! - Masticó queriendo trepar las paredes de aquella trampa. En otras ocasiones los preparativos habían sido extensos, las travesías eran espontáneas y su piel era la piel del planeta que visitaba, pero un aguijón frío de recuerdos le propinó una caída más allá de las nubes que sostenían sus pies. Invertido como estaba no tuvo tiempo de reaccionar y así fue que decidió abrazar el caos una vez más, la desesperación era su as en la manga. Supo llegar al éxtasis con tan sólo chasquear sus dedos y el frenesí lo encontró subiendo en espiral con su cuerpo salpicado por tantas almas que con un grito comprendió:
“Que la tierra en la que busco caer, sobre la que quiero hacer crecer mi ser, no es más que un mar entreverado de emociones, de compañías imperfectas cuyos hombros siempre están. Tu tierra, tu hogar, es tu gente.

Es una fuerza de gravedad que atrae almas y construye templos, y esa fuerza es tuya. Y eso es lo que le da un significado impronunciable a la inmensidad de este paisaje, con sus luces de noche de ciudad tan hermosa como perdida.”
Y así entre la inmensidad de la galaxia el capitán lo pudo resumir, entendió que todo tenía su principio y su final en una misma sonrisa.

(Te falta un poco de barniz, pero lo dejemos para después!)

lunes, 29 de octubre de 2012

#112


Que en la noche me encuentro,
como un puerco-espín alado,
con su aliento de recuerdos,
que son perlas de más finura que mi arena... 

Tu arena,
la que pierde entre mis manos,
esas manos, tus manos,
que sabían dar más besos que esa brisa de tormenta,
y el silencio,
expresado entre caricias,
tartamudo en decisiones,
infantiles en recuerdos.

Que en la noche me confieso,
frente al cielo en pleno plexo,
desnudándome a esa voz,
que me habita y acompaña,
que me engaña el inconsciente.

Inconsciente,
que pecando de inocente,
no recuerda ni desmiente,
su pasado y mi presente.

El presente,
que dejaste con tu boca,
que bailaba entre la ropa,
que sabíamos perderlo,
que jugamos al momento.

Que me inspirás. 

martes, 9 de octubre de 2012

#111


Hmm a ver...
Estoy en el lugar y debería ser el momento, café listo, cuaderno y pluma como izquierda y derecha. Empecemos:

Bitácora Nº … ¿Cuál era el número? Sinceramente perdí la cuenta de tanto subir y bajar el ascensor. ¡Bah después lo veo! El fin de semana fue complicado, la lluvia fue una constante y larga bajada de línea que entorpecía mis delírium trémens aunque sin mayores sobresaltos tengo que admitir. Eventualmente la ropa terminó con manchas extrañas de dudosa procedencia, un misterio más de la noche cordobesa diría, y las mismas probaron ser resistentes a numerosos lavados, de acá no volvés le decía el fin de semana.
Mi salud terminó pagando el precio final y mi corazón recordó su más profundo dolor, de completitud mi alma no iba a conocer jamás. Aún así acá estoy con cuaderno y pluma como izquierda y derecha, abrumado por no saber qué será de mi y de lo que supe construir.
En silencio me retiro, caminando bien sujeto a esta bajada de línea, tratando de aprender a silbar como los que caminando olvidan.

lunes, 17 de septiembre de 2012

#110

Con una sonrisa a medio terminar, le dedico a mi tiempo una canción.
La repito cuando acaba y muy de vez en cuando busco alguna nueva.
Hablaba del amor ¿Y quién no?
Leí algo que decía: El amor... ¿Que miedo no?


La soledad es esa lágrima que no quiere salir, que vas a llorar después.
No podés evitarlo, te imaginas algún desenlace alternativo... ¿Qué hubiera sido si?
Necesitas estar en movimiento para no caer, necesitas de multitudes, ruidos y promesas de noche. Le pedís a tu ángel de turno una sinfonía de luces de ciudad, vientos de libertad y algún veneno por el cual morir.
Suspiras sin propósito temblando al elegir el camino a seguir, no te importa pero necesitas el movimiento. La dejaste sola y no hay más que decir, hay tragarse todo cuando no se puede escupir.
Reconstruís en tu mente lo vivido, en busca de alguna explicación, algún ticket de vuelta hacia esos momentos claves, una cura retroactiva para alma.
No hay nada más que decir, hay que saber aceptar al muerto. Hay que saber cuándo morir.
Intentás algún contacto cobarde y te arrepentís, esperás respuesta que nunca llega.
No podés creer el tiempo que pasó, hay veces que pienso que la vida no se da un momento para disfrutar.
La soledad es esa lágrima que no quiere salir, que vas a llorar después.

martes, 11 de septiembre de 2012

#109

A: Tengo frío.
B: Yo tengo un desequilibrio espiritual muy groso.

¡Si! Te levantas y el mundo esta a tus pies, de cabeza pero a tus pies... Un gran vacío en el tiempo llena tu mente y de repente: ¡Boom! Aparece ese dolor punzante, hay cierta hipersensibilidad y algún arrepentimiento mentiroso, sea un martes de mañana y tarde o un miércoles con aires tormenta y noche... Tu cuerpo te dice al pasar que estas perdiendo el último de esos trenes atrasados, mas no importa vos sabes que no llevan a ningún lado y que todo se puede disimular.

El capitán suspiraba maltrecho entre rebuscados recovecos de humildades pérdidas por alguna que otra sobredosis de paz. Sus auriculares impedían el esfuerzo de ignorar al pobre vendedor y su discurso, aún así quiso ofrecer alguno de sus fatuos papeles, pero el vendedor orgulloso de su incomprendido talento le dijo: “¿Por qué? Si no escuchaste nada de lo que dije.”
El capitán siguiendo aquel suspiro dijo: “No es importante, nunca se saben los detalles.”
Aceptando su locura no dispuso una palabra y en modo de respuesta tomó el dinero, luego se perdió y el capitán siguió ese mundo tras el cristal buscando perderlo todo en alguna que otra sobredosis de paz...

¿Construiste alguna historia hoy? ¿Dejaste caer al Sol?
¿Encontraremos aquel camino que nos llevó a ese pueblo donde el mar se hunde en un cielo que duerme?

We welcome the spring with our arms wide open and our hearts willing to break the ground, we welcome the change... This is our lullaby for the winter!

lunes, 6 de agosto de 2012

#107

Era un sueño, de esos de temer y olvidar. Era un taxi, su destino equivocado, desconocido... Mis acompañantes, conocidos sin rostro, una sensación de pertenencia hacia los extraños propia de los sueños. 

Llegamos a un lugar, se sentía como un obstáculo en mi camino. Una iglesia, alta como ninguna, cuya forma cambiaba lentamente, alrededor caminos circulares formaban un estacionamiento, todo aquello parecía abandonado. Había también un puente, que parecía no tener ingreso, servía de túnel, como estableciendo un punto de vuelta atrás. Volví al taxi, minutos antes, sabía a donde iba, entendí que se tenía que justificar el déjà vu que iba a experimentar, y la iglesia llegó otra vez, pero era distinto... 

Debajo de aquel arco que formaba el puente, había un cuerpo y era cierto que estaba muerto. El hecho que estuviera rodeado de velas me lo decía. A través del túnel se podía ver el estacionamiento repleto de velas de tamaños irreales. El déjà vu se mantuvo ausente frente al terror que experimentaba, mis acompañantes parecían inexistentes ante la inminente derrota que significó encontrarme también con decenas de figuras que con cuyas ropas negras parecían quitarle su propósito a las llamas. 

Era inminente que vendrían a buscarnos, era inmediato pensar en un destino inerte. Quería huir, pero el conductor corría hacia el cuerpo, lo quería salvar. Ahí supe que no había lugar en un sueño para tanta irrealidad, que la situación suponía algún mensaje pues nada sin propósito hace tanto tanto eco en uno. Entendí que el déjà vu no debía pasar, que no tenia que volver a empezar y pensé que quizás ese cuerpo era yo, el miedo había frustrado mi propia salvación, verán el instinto también puede fallar.


Pero el sueño no pudo concluir, la imagen se congeló, el tiempo se estiró infinitamente hacia la inerte soledad de un cuadro... Si, destino inerte. Y desperté.

Sobre mis propios pies pensé y al costado de esa cama olvide mi sueño, al fin y al cabo era de esos de temer y olvidar. Tenía ganas que lloviera, quizás para ir recordando la primavera o quizás para apagar esas velas. ¿Había vuelta atrás?

domingo, 15 de julio de 2012

#108 (¿Qué sería?)

En el espacio infinito entre nebulosas de colores encontrados. Es eso o el central verde.
Verán que si de inventar mundos se trata, nunca faltan las razones:
El caminante sabia de a momentos su destino, no era fácil, siempre se perdía en un suspiro boquiabierto de recuerdos ofuscados por una existencia suspendida en algo más que aire y dinero. Cuando no olvidaba construía momentos, aún siendo consciente de su remota y frágil subsistencia. Su camino estaba condenado al cambio, solo hacía falta una mirada cruzada, un accidentado choque o la brisa de alguna estación pereciendo, y su historia era otra nacida de ese evento y el caminante sonreía perdido habiendo olvidado su pasado, como quien se levanta rápido para evitar la vergüenza luego de haber caído torpemente.
¿Y si todos fueramos así? ¿Qué sería de la rutina si nuestras vidas cambiarán segundo a segundo con cada contacto, que sería de un paseo por tu ciudad, de tus amigos y de tu día, y a donde volverías? ¿Volverías?
¿Sentiríamos nostalgia?
¿Y qué sería de la soledad?
Espero que sepan aceptar mis disculpas, mi intencion nunca fue aturdir. Tan sólo quiero ver más allá de mi nariz y olvidar.

martes, 22 de mayo de 2012

#104


No sé que habrá sido, si un sueño o alguna experiencia sutil desdibujada en el silencio de un merecido descanso, pero esa mañana desperté y era inmortal. Así lo decía algo bien adentro mío quizás por la infinitud presente en una vida que recién comienza, típica condición del adolescente sin porvenir, o quizás por el inminente terror que mi mente había programado experimentar. 

En fin, era hora según mi despertador y como costumbre le dedique el más sincero de mis odios. Estaba notoriamente oscuro, faltaba la tenue luz que suspira una mañana de invierno y el viento sonaba fuerte y preciso. 'Un día de mierda' - Murmuré desde mis entrañas. Noté como la oscuridad trascendía cuando descubrí la falta de electricidad, pensé en las trémulas experiencias del hombre moderno mientras observaba la cafetera eléctrica en un accidentado cuadro de naturaleza muerta. Largo y tendido fue el suspiro que se dio durante todo el desayuno, por alguna extraña razón mi fiel diariero aún no había dejado su impronta bajo la puerta. 

El pánico no sucedió ni con la falta de energía, ni con el teléfono presuntamente sin servicio, fue si no cuando el timbre sonó y ese fue mi primer indicio de la pesadilla, verán los timbres no suenan porque sí y mucho menos sin energía. Abrí la puerta con el coraje que te da escepticismo y alguna que otra ceguera y al segundo que noté el diario sentí la urgencia de tomarlo y cerrar la puerta rápido como un niño asustado que corre a través de un pasillo oscuro, pero no había ningún santuario al final, la humedad en mis manos y un inequívoco rojo en el papel me hicieron perder el equilibrio. 'Hijos de mil puta' - Grité temblando. Me sentí viejo al caer en esa broma y juré venganza contra sus autores.

Era tarde y me apresuré a tomar el colectivo, había una tormenta de tierra y me vi obligado a usar una vieja linterna que milagrosamente resistía el tiempo. Cada tanto relámpagos iluminaban las calles y se podía ver gente a lo lejos, con sus cosas y en sus mundos. Los sentí inalcanzables, estaba fuera de lugar como si eso que constantemente nos aleja unos de otros hubiera tomado forma. El camino fue largo y cuesta arriba, pero eso era de esperarse dadas las condiciones. Estaba sólo en la parada, aparentemente había perdido el viaje por algunos minutos, los relámpagos se hicieron mas repentinos con más gente en cada nuevo destello y cada vez mas cerca, como si fueran sombras dando saltos. La claustrofobia no tardó en llegar y una transpiración fría fue indicio de mi desesperación, afortunadamente el colectivo llegó justo a tiempo.

Alguien subió antes que yo, tenía el cabello largo y rubio y parecía compartir mi desasosiego. 'Esto pasa cuando te morís' - Dijo mientras nuestras caras se desfiguraban al ver que nuestro transporte se movía falto de un conductor. Pero eso era lo de menos, a través de los vidrios se podía ver la ciudad con un Sol de mediodía en todo su esplendor rutinario. Ella perdió sus cabales ante tremenda paradoja y yo instruido a pensar cada uno de mis movimientos observé como saltaba rompiendo el cristal hacia la seguridad de lo cotidiano, pero era una trampa: Con el cristal también se rompió la ilusión y un manotazo de oscuridad se apodero de su ser y pude sentir el desgarro de su alma en un afónico llanto final. 'Eso te pasa cuando morís ya estando muerto' - Suspiré mientras la ventana se reparaba sola y el colectivo seguía su viaje sin destino. 

(Le continuar...)

martes, 1 de mayo de 2012

#106

Nítida la veía caer entre tantos vasos perdidos por la sien.
Había un Joaquín, un café y la vulnerabilidad de un corte de pelo malo.
La tristeza del Domingo declaraba asueto cuando en sus ojos encontraron un momento.
Élla decía querer volar en un sueño hacia el futuro, Él poder abrazar al Rey de la mentira y ahogarlo en su mar de pueblos fantasmas.
Siempre con un revolver en su derecha, la felicidad sabía retirarse antes de tiempo.
Pues ya saben, había diferentes citas en sus agendas, y acabar le dicen cuando terminan.
Y apuntó Joaquín desde su lugar de fondo, con una de esas frases que identifican a tantos. Y el café cayó de golpe como punto final y derramó silencios... La tristeza acordó con el Gobierno alguna que otra distracción y a la cuenta la pagaron sus destinos...
¿Qué hacer sino aprender que terminar le dicen cuando acaban?

lunes, 30 de abril de 2012

#105


You know me, I had plans... But they just disappeared.  - The Black Keys




La ida: Apurada, con temores transformados en dudas.
Una bienvenida de bon voyage, un caramelo, el sabor: Sambayón.
¿El Destino? Alguna capital, hogar de miles, infierno para muchos.
Otro pequeño terror para la naturaleza.
Su tiempo: Una Argentina agridulce.
Un paisaje ensimismado en el pasado, un vacío de silencios y el frío de ventanas rotas.
Y por supuesto el vino, su producto: Las guitarras a contraluz con diferentes voces y un mismo mensaje.
Un festejo, otro momento, otra confianza.
No hay rimas, no hay maravillas de personas lindas, no hay fotografías con efectos sepia.
Es un recuerdo.
La vuelta: Apurada, con temores transformados en dudas.
Una despedida de bon voyage, otro caramelo, el sabor: Sambayón.
¿El Destino? Una capital, mi hogar, mi infierno.

jueves, 19 de abril de 2012

#103

¿Escribir? No puedo escribir, sólo puedo atestiguar este momento. Describir los casamientos de mis muertos.  ¿Por qué será que nos queremos sentir tan ligeros? Ese es el efecto, flotar lejos de estos cielos.

lunes, 16 de abril de 2012

#102

Reflexión del día:
Si yo dijera que en este preciso momento me gustaría tener un mojito malibú y una cantidad considerable de cocaína y marihuana, pero para obtener esas cosas tengo que ir a estudiar para después conseguir algún trabajo bien remunerado. Estaría diciendo que uno proyecta una vida para poder comprar placebos, particularmente drogas. Entonces llegaría a la conclusión de que lo que realmente mueve al mundo no es el dinero sino lo que nos lleva a otro mundo.
Pero claro eso sería así si a mi me gustasen esas cosas. 

viernes, 13 de abril de 2012

#101

Que nada te corte la inspiración, ni siquiera ese Sol que asoma tan tarde como temprano... Mañana seguirá la rueda su camino incierto, ya sabes bien que tú no eliges la dirección del tiempo...

viernes, 3 de febrero de 2012

#100 (El capitán)

Nunca hubo suficientes novelas en su biblioteca, así que su mente decidió regalarle un mundo nuevo lleno de desafíos y reglas rotas, y por supuesto él era el protagonista.

"¡La prolijidad ante todo!" - Así gruñía el capitán desde su tele-cósmico vehículo, la Stratovarius Parlante. Deseoso surcaba cielos que no conocían direcciones. Queriendo acabar con lo desconocido, con su hambre de misterios irresolubles.

Aún sin juicios ni prejuicios, se consideraba una suerte Cuasimodo colonial. Despojando del anonimato a tierras baldías inexistentes, sin nadie a quien reportar sus logros y carente del atractivo que nos da el compararnos con otro ser vivo. Nadie supo responder jamás por qué el capitán decía frases, muchas veces incoherentes, hacia la misma nada, descubierta por él en una de sus fatídicas travesías. Quizás era para evitar sucumbir en la locura o simplemente eran gestos de cariño hacia ella.

"¡Deus ex machina!" - Decía el capitán desde uno de los miles de puestos de mando que había esa tarde. Verán, la Stratovarius poseía la particular capacidad de cambiar su forma según el capitán se lo propusiese y curiosamente esa mañana el susodicho había despertado con la obsesión de tener cuartos repetidos por miles. Lamentablemente no hubo multiplicidad alguna que pudiera acabar con la voracidad de nuestro aventurero y comenzó a delirar...

"¡Nene, apurate que llegas tarde!" - Le gritaba la Matriarca a nuestro capitán de niño. Matriarca, conocida también como Emperatriz, Madre Superiora, Noradoratriz y alguno mas que seguro me olvido, era una personalidad con una superioridad dada por aquellos que llegan primero y acomodan las cosas.

"¡Hasta que no termine Kill My Mother no voy a ningún lado y no me tutee sin permiso!"- Escupió el capitan en un momento de lucidez épico.

Luego despertó y ya no era otro tiempo sino otro lugar, era una plaza infinita llena de ciegos discutiendo abstracciones. Lo perturbador era aquella comezón que parecía ser crónica en sus ojos, los invidentes no parecían dejar de rascarse. "En este lugar no hay tiempo" - Pensó el capitán mientras intentaba soportar a ese ejercito de asíncronos y perpetuos movimientos.
Pero todo termino y en mi opinión no era casualidad que el capitán estuviera de testigo. El tornado de intelectualidad se desplomó ante sus pies, el capitán la vio. Era el tipo de mujer que sabía actuar en la imaginación de los demás, era una trampa sutil en un mar de arenas movedizas. En un abrazo la pudo encontrar al mismo tiempo que sintió un puñal frío como predecible pero él supo sonreír antes y así despertar en uno de sus tantos cuartos, sobre la cintura de alguna galaxia con el Sol sobre sus hombros...