La Luna empieza a llorar y cuando todo es tan plateado hay colores que no pueden entrar. - Charly García.
Nunca pude describir el efecto que causa en mi esa canción, se podría decir de alguna forma que adormece el alma, la refresca y prepara para todo y absolutamente nada, es una especie de siesta espiritual.
A los 23 esa siesta no tendría el mismo efecto, como si hubiera perdido su magia. Tal vez tanto boxeo me había vuelto un sordo emocional o simplemente había echo trampa en el ritual.
A los 23 mi memoria cada vez esta más selectiva y me encuentro débil frente a las cosas que de niño no importaban.
A los 23 me sueño en la cima de una montaña suspirando a la suave brisa de un invierno húmedo y gentil, enredándome con las cosas que me faltan, anhelando perderme en el horizonte. En aquel sueño una dama se aproxima y me observa...
'Flaco ¿Qué te pasa? ¿Estas bien?'
'¿Por qué? Ah vos decís por la cara. No te preocupes por mí, siempre estoy así. Nomas que por ahí pasa que me sale esto de los ojos, te convidaría pero es muy salado y probablemente te contagie algo.'
A los 23 mi mente me engaña más que nunca, me obliga a usar auriculares para no pensar.
A los 23 me imagino cayendo y explotando antes del final. Como cuando niño soñaba con el vértigo.
A los 23 no siento la libertad que te da la felicidad.
A los 23 me siento a esperar que pase un año más.
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