viernes, 8 de octubre de 2010

#84

Era el loco, sin duda era él. Estrepitoso bajando escalones de esta puta ciudad. En su mente, ese precipicio de cuerdas, bailaba con locura aquella hija del temblor que con su aliento de perlas arropaba los silencios.

Acción, lo miran, cámara, es el loco, sin duda es él... Giraba, se cansaba de matar. Simplemente se cansó de las luces, si que eran muchas; quería silencio, una pastilla personal, fantástica espiritualidad instantánea.

No logro evitar pensar si todavía seguirá cuidándonos el loco, si las sopas Quick se podrían aspirar.. Si ya sé son muchas las cuestiones, era su aliento de perlas que decía, advertía lo sucedido, y como no va a ser romántica esta historia: ¡Obvio que se la ignoro!

Un sueño para continuar: Un ejercito de poetas, un millar de abogados, una guerra falaz. Entre tanto que leo pregunto: ¿Fumás? Y García responde: Estaba en llamas cuando me acosté, ¿Lo encontré?

Volvamos al loco, si que era un personaje. La multipersonalidad no era un problema (Sí la invente), sabía bien manejar sus demonios, era una cuestión de dogmas y silbidos (Dogchow) nada mas... Si que lo seguían los perros, si señor. Era un mendigo de la noche, un vampiro de la baja sociedad.
Algunos dicen que era Ingeniero, otros hablan de un pasado Astronauta. Al fin de cuentas la ciudad se lo comió y este loco se originó.

Y ojo que no es ningún Tango, no señor, el loco siempre sede su lugar en el colectivo, mientras más vieja es la señora mayor la vanidad. Y así hasta el mas oscuro poder se puede alimentar de miradas buenas, de favores... El loco no era excepción, siempre quería cuando le cantaban, aunque a veces callaba... Se cuidaba.

Acción, lo miran, cámara, lo miran, luz, lo miran...