A veces recordaba lo inexacto y poco explicado de su existencia.
Sentía, entre sus manos, momentos escurrirse apurados fuera de su conciencia.
Advertía lo finito que nos define y nos da materia.
Y su mas allá de la vuelta.
Su vida, cielo y mar, un claro entre dos panes de arena...
Habrá que situarse sobre alguna tela, de forma y colores que nos gusten. No cualquiera.
Habrá que escribir historias que nos devuelvan, algún que otro puñado de arena.
Una vez cumplidos el premio y la prenda.