martes, 22 de mayo de 2012

#104


No sé que habrá sido, si un sueño o alguna experiencia sutil desdibujada en el silencio de un merecido descanso, pero esa mañana desperté y era inmortal. Así lo decía algo bien adentro mío quizás por la infinitud presente en una vida que recién comienza, típica condición del adolescente sin porvenir, o quizás por el inminente terror que mi mente había programado experimentar. 

En fin, era hora según mi despertador y como costumbre le dedique el más sincero de mis odios. Estaba notoriamente oscuro, faltaba la tenue luz que suspira una mañana de invierno y el viento sonaba fuerte y preciso. 'Un día de mierda' - Murmuré desde mis entrañas. Noté como la oscuridad trascendía cuando descubrí la falta de electricidad, pensé en las trémulas experiencias del hombre moderno mientras observaba la cafetera eléctrica en un accidentado cuadro de naturaleza muerta. Largo y tendido fue el suspiro que se dio durante todo el desayuno, por alguna extraña razón mi fiel diariero aún no había dejado su impronta bajo la puerta. 

El pánico no sucedió ni con la falta de energía, ni con el teléfono presuntamente sin servicio, fue si no cuando el timbre sonó y ese fue mi primer indicio de la pesadilla, verán los timbres no suenan porque sí y mucho menos sin energía. Abrí la puerta con el coraje que te da escepticismo y alguna que otra ceguera y al segundo que noté el diario sentí la urgencia de tomarlo y cerrar la puerta rápido como un niño asustado que corre a través de un pasillo oscuro, pero no había ningún santuario al final, la humedad en mis manos y un inequívoco rojo en el papel me hicieron perder el equilibrio. 'Hijos de mil puta' - Grité temblando. Me sentí viejo al caer en esa broma y juré venganza contra sus autores.

Era tarde y me apresuré a tomar el colectivo, había una tormenta de tierra y me vi obligado a usar una vieja linterna que milagrosamente resistía el tiempo. Cada tanto relámpagos iluminaban las calles y se podía ver gente a lo lejos, con sus cosas y en sus mundos. Los sentí inalcanzables, estaba fuera de lugar como si eso que constantemente nos aleja unos de otros hubiera tomado forma. El camino fue largo y cuesta arriba, pero eso era de esperarse dadas las condiciones. Estaba sólo en la parada, aparentemente había perdido el viaje por algunos minutos, los relámpagos se hicieron mas repentinos con más gente en cada nuevo destello y cada vez mas cerca, como si fueran sombras dando saltos. La claustrofobia no tardó en llegar y una transpiración fría fue indicio de mi desesperación, afortunadamente el colectivo llegó justo a tiempo.

Alguien subió antes que yo, tenía el cabello largo y rubio y parecía compartir mi desasosiego. 'Esto pasa cuando te morís' - Dijo mientras nuestras caras se desfiguraban al ver que nuestro transporte se movía falto de un conductor. Pero eso era lo de menos, a través de los vidrios se podía ver la ciudad con un Sol de mediodía en todo su esplendor rutinario. Ella perdió sus cabales ante tremenda paradoja y yo instruido a pensar cada uno de mis movimientos observé como saltaba rompiendo el cristal hacia la seguridad de lo cotidiano, pero era una trampa: Con el cristal también se rompió la ilusión y un manotazo de oscuridad se apodero de su ser y pude sentir el desgarro de su alma en un afónico llanto final. 'Eso te pasa cuando morís ya estando muerto' - Suspiré mientras la ventana se reparaba sola y el colectivo seguía su viaje sin destino. 

(Le continuar...)

martes, 1 de mayo de 2012

#106

Nítida la veía caer entre tantos vasos perdidos por la sien.
Había un Joaquín, un café y la vulnerabilidad de un corte de pelo malo.
La tristeza del Domingo declaraba asueto cuando en sus ojos encontraron un momento.
Élla decía querer volar en un sueño hacia el futuro, Él poder abrazar al Rey de la mentira y ahogarlo en su mar de pueblos fantasmas.
Siempre con un revolver en su derecha, la felicidad sabía retirarse antes de tiempo.
Pues ya saben, había diferentes citas en sus agendas, y acabar le dicen cuando terminan.
Y apuntó Joaquín desde su lugar de fondo, con una de esas frases que identifican a tantos. Y el café cayó de golpe como punto final y derramó silencios... La tristeza acordó con el Gobierno alguna que otra distracción y a la cuenta la pagaron sus destinos...
¿Qué hacer sino aprender que terminar le dicen cuando acaban?