viernes, 26 de agosto de 2011

#96

¡Si! Ya se son las no se cuanto de la mañana, ya se que sabes bien que suelo guiñarle un ojo al destino… Recordas tus muertos lo sé, se nota en tu mirar, se nota porque yo también… Un buen vino de mano nos pide pido, como si fuéramos niños, como si fuera el sueño que despierta después de tanto olvido.

Si me decís que cierre los ojos veo a mis hermanos y su padre, un padre tan padre mío como ninguno… Si que te extraño mierda, si que no olvido… Cada día, en cada cigarrillo… Pero no te fuiste, siempre hay un truco… ¿Qué son sino estos niños?

No puedo escribirte una canción… No importa, mas nada me impide entregarte con razón lo que alguna vez supiste dar… Aún así siempre me ganás… ¿Qué son sino estos niños?

Y más que duelo será una espera y mi querido viejo se que te encontraré y nuestro cierre será un silencio que abrirá un camino, un camino que repetirá nuestro destino.

¿Seremos alguna vez tan viejos?

sábado, 13 de agosto de 2011

#95

Si se trata de un delirio que despierta ante un estimulo sutil…

La vida esta dualmente representada en toda forma percibida…

La maravillosa caída del presente, el nostálgico soñar de la niñez y el patinar de mi voz me dicen quien soy, por lo menos hoy…

Sincerare con ese poder que no conoce excusas, que replantea los modelos y da pie al quiebre… Será un cuasi delirium tremens, será justo lo que tendrá que ser.

Y mañana será otro día, perdón no pretendo aburrir, y mañana seré otro yo. La caleidoscópica cintura de posibilidades que se presenta abruma, nadie sabe a donde ir, nadie sabe que decir… Es un silencio eterno la indecisión.

Nada tiene que ver no saber escuchar… Es importante comparar y decir que no.

¿Quién tendrá la razón? ¿Será en este estado que diré más que mis palabras?

¿Qué estado?

jueves, 11 de agosto de 2011

#94

Levantado estoy, digamos que fue un duro dormir…

¿Por qué será que abrimos los ojos como Luna llena ante una muerte pero los mantenemos cerrados durante toda nuestra vida?

El caminante suspiró hacia la longitud del camino, ya no sabía distinguir verdad de realidad… Sabía que la delirante reflexión de su propia existencia, motor del caminante, habría de volverlo loco… En su mente, un sol de ocaso nunca terminaba de recordar su melodía y se dormía entre un desierto laberinto de acantilados…

Ando con ganas de tomarte vino, no sé que te preguntarás en tus momentos.

Ando con ganas de tomarte vino, no es casualidad este viento.

La eternidad de este frío desconsolador despierta un más allá en las miradas, así se anima, así sale a bailar la noche.

Y poco a poco caerá esta condición y poco a poco volverá… Aquí estaremos no tan victimas de la eterna disputa.

Ando con ganas de tomarte vino, escucharás alguna vez tantos lamentos.