Is that I will always love me more
Mi palma sobre un picaporte frío y un movimiento, así empieza.
Estaba vestido como en mi foto de perfil, es curioso ya que uno nunca se viste como en su foto de perfil. Por lo menos así soy yo, por lo menos hoy: Corbatín negro, camisa blanca y saco de gamuza color marrón oscuro.
Observé el cielo nocturno de aquel barrio, se que hay paisajes estelares que requieren atención y suspiro: Si algo pude aprender en esa milésima de segundo bajo el frío de la noche es que la infinidad se esconde en la distancia, entre los espacios que dejan esos incontables brillantes de plata que dicen haber sido mundos. La definición de lo interminable fragmentada por toda la eternidad, lo que dio lugar al tiempo.
Y yo luchaba contra la contaminación de un mundo de verdades maquilladas e inseguridades de vanguardia. ¿Qué querés? ¿A dónde vas? ¿Por qué? Son las preguntas que Uróboros nos hace en cada paso que damos.
Supongo que hubo un Dios. Presumo que su mayor error fue no haber contado con que el ser humano iba a ser demasiado para sí mismo. Supongo y presumo que se fue.
Un artefacto me permitió una luz y dispuse un humo más al invierno. Pasó un momento que no iba a volver a ser jamás.
La mortalidad de los segundos - Pensé y una bocina sonó. Me esperaban.
¿Y el momento? - Me preguntó.
Ya pasó. Vamos que me espera otra puerta, otro lugar. - Respondí con mi mente fija en el cielo.
Vamos, dame una seca que te llevo. - Concluyó.