Me decían que faltaban quince minutos para llegar,
pensaba que por qué será.
Observaba sagital a mi destino...
Escuchábamos Smile de Nat King Cole.
Había llovido.
Los faroles del camino,
ya encendidos y reflejados en el pavimento,
iban marcando un pulso anaranjado y un poco apresurado.
Sonaba Love's a Game de Los Magic Numbers.
Me decían que los bares no cerraban todavía,
predecían que la Luna asomaría y resolvería una noche clara.
Y tenían razón.
Extendí mi brazo para sentir el aire.
El aire como velocidad advertida.
Habíamos pasado por Sing de Travis.
Me decían que faltaban tres minutos para llegar,
volvía a pensar que por qué será.
Y veía por última vez la ciudad antes de entrar.
Les decía, que menos mal,
que por cada lunar de luz,
hay más de mil almas tapándonos el cielo.
Llegamos a la mitad A Rush of Blood to the Head de Coldplay.