miércoles, 4 de marzo de 2009

#15

Cambiemos la temática.

Estaba acostado en mi cuarto, justo debajo del sur de mis silencios. El viento era frio y fuerte como esos golpes de realidad, aun así el calor no se dejaba estar. Pronosticaba una batalla que iba a durar todo el día. Vestí auriculares de la más dulce miel y salí a caminar.

La lluvia mostraba pequeños rostros por todos los cristales de la ciudad. Empañados contemplaban lo que había sido visto ya innumerables veces. Inclemencia que vivía limpiando algo que siempre iba a estar sucio, que moría sin poder cumplir. La bruma hacía de los autos pequeñas estrellas de polvo, brillando desordenadas y fugaces.

Con mis sentidos en otros lugares, me dispuse a buscar las alturas. Allá donde no se impregnaba el movimiento.

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