Acostado en algún lugar, con la vista fija adentro.
Arriba sólo mío el viento, como un tenue cáncer, va quemando el tiempo.
Como humo escapando entre mis manos, me dispuse a recordar.
Lo que siempre parecí imaginar, lo que nunca fue más que mi propio miedo.
Esperanza maldita, tu sólo traes esperanza.
Sólo el tiempo nos enseña que ya muerta estás.
Son las propias bocanadas de la realidad.
Arriba sólo mío el viento, como un tenue cáncer, va quemando el tiempo.
Como humo escapando entre mis manos, me dispuse a recordar.
Lo que siempre parecí imaginar, lo que nunca fue más que mi propio miedo.
Esperanza maldita, tu sólo traes esperanza.
Sólo el tiempo nos enseña que ya muerta estás.
Son las propias bocanadas de la realidad.
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