sábado, 28 de febrero de 2009

-Los uniformes del planeta.


Salimos a correr, en las calles ya no hay ley. De los paisajes más hermosos de esta ciudad son solo dueños los ciegos. Escribo, apunto, asiento, margino, noto, redacto, compongo… Gira y gira, es que no para de dar putas vueltas. Transpiramos obligaciones de días que son papel en cartera; aros del más pesado metal, bien infundidos en el alma. Hablar por hablar es nuestro deber ser, es nuestro enamorado pecado original.

Ya es de noche en el sonar de nuestras voces, esto no puede ser. Tiene que haber una solución a esta colectiva condena, condena que es cadena, eslabones de luces e información, no nos deja sentir el viento. No nos lleva lejos de la tierra.
Deberemos cavar hasta encontrar alba, renaciente fuerza, que es suave luz, cual polen de los sueños. Fecunda esperanza.

Respirando fuerte, trato de que el corazón siga latiendo. Tiene que ganarle al egoísmo, a la mal nombrada ‘naturaleza humana’. Haber es ser color, el más fuerte de los diamantes.

Valioso y gratis debería ser el sonido del ánima.

Encontrar amor de lo que está siendo y no termina, llorar lo que no está. Y Realmente rendirle tributo a la bendición que nos dan nuestros sentidos.

Son los uniformes del planeta, los papeles del mas plástico de los arboles.

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