Decime que sentís - por favor -, decime que pensas de este lugar.
Explicame porque tengo la fiebre en mis manos.
Anoche volví a casa después de mucho tiempo.
Me detuve ante el portal, el cielo tenia que mirar.
El universo, real o inventado, está en un estado de coma profundo.
Pequeños reflejos parecen llegar, como despojos de calor.
Cual bolsa de supermarket al viento.
Frías, sin colores están.
No se si es a mí al que parecen llamar.
Es que somos tantos buscando guiños.
Jugando con la miel, irónica fuerza del destino.
La música me da su opinión,
Cual cortina de humo y de rescate.
Son palabras con sabor.
Las galanterías del amor.
A veces siento que todo nos limita a la piel, radiante vergüenza del placer diría.
Les pido que no me lloren si es que muero, pasare a ser parte del amor de sus muertos.
Eterno como las canciones de amor, intocable como un recuerdo olvidado.
Y me encuentro sin lugar, al frente del cristal. Sudando la sal de mí conciencia.
Perdurando en la demencia.
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