Decía que había pasado algo terrible, le temblaban los ojos, lloraba las palabras.
‘El bar está muy cerca’ – pensé en egolatría. Tuve que volver, hay que ir en contra de nuestra naturaleza algunas veces.
Vamos a tomar algo así te tranquilizas – Arrojé rápidamente.
Ella no pareció entender, se desmayo cuando termine de hablar. De pronto la fumada de los adolescentes encontró reposo, sentía sus curiosos pero insensibles ojos vigilando lo que pasaba. Mi reflejo fue el de todo normal, atine a alzarla pero algo me freno: Di cuenta de lo que me había contado, de la profunda soledad del momento.
¿En verdad serán fantasmas aquellos niños que pisaban colillas? – Medite con miedo.
Recordé que todos habían muerto años atrás, que nunca antes había sentido unas manos tan frías. Mi veneno no me había dejado pensar, tantas ganas de tomar tenia que no me había percatado que hablaba con un muerto. ¿Habré estado soñando despierto?
No. Allí estaba lo que había estado pasando. Me quise pellizcar pero todo se volvió negro y los ruidos lejanos y tenues.
No recuerdo más. ¿Dónde estoy?
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