lunes, 16 de febrero de 2009

#12


A: La tormenta.
B: ¿La novela?
A: No… La tormenta, idiota.
B: Esa no viene, pasa de largo.
A: ¿Y cómo sabes eso?
B: Siempre es así, si uno quiere agua tiene que buscarla.
A: ¿Pero cómo buscamos una tormenta?
B: No hay que darle agua a todo el mundo, vos necesitas un vaso.
A: ¿Pero y el resto de la ciudad?
B: Están todos cagados, y el amor nunca fue para todos. Por eso es tan especial.
A: No creo eso.
B: Como todos, pero es así.
A: Hablas como sabiendo todo. ¿Entonces todo está ligado a la suerte?
B: Suerte o potencial. ¿Es lo mismo?
A: Pero si el amor no es para todos, eso se puede aprovechar para juntar gente.
B: Te olvidas de los gustos de cada uno, todavía no tenemos armas de control mental.
A: Yo creía que si teníamos…
B: Armas literalmente.
A: ¿Vaso decías?
B: Un puñado de agua es difícil y vos querías una tormenta. Imposible.
A: ¿Y por qué da vueltas como burlándose?
B: Ya te dije, todavía no inventamos una soga que atrape tormentas.

Desperté en casa rodeado de velas. No sabía cuánto había pasado desde ese extraño sueño pero todavía sentía el olor de esos vicios, de esa esquina.

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