Desde tu almohada el silencio te dicta pensamientos, un espacio de meditación.
La música que pusiste a reproducir en aquella lista de recuerdos claroscuros, es tan lejana ya. Parece sólo una brisa de la tormenta que viene por la temperatura adecuada. Tú no sabes si este ejercicio te ayudará a ver quien eres, abrir vueltas de delirios extraordinarios. ¡Eso es! O no, habrá que encontrar otro camino. Robarle algo a la realidad, cambiarla para siempre.
Tu sueños ya son luz en aquel balcón que observas pestañear en la lejanía de la ciudad. Sólo el viento nos enseña sobre el Sol, nos consigue medicinas que nunca alcanzan.
Y mientras todos esperan el amanecer en esta incendiaria urbe, yo disfruto el licor de la noche y me dispongo a morir antes del alba.
La música que pusiste a reproducir en aquella lista de recuerdos claroscuros, es tan lejana ya. Parece sólo una brisa de la tormenta que viene por la temperatura adecuada. Tú no sabes si este ejercicio te ayudará a ver quien eres, abrir vueltas de delirios extraordinarios. ¡Eso es! O no, habrá que encontrar otro camino. Robarle algo a la realidad, cambiarla para siempre.
Tu sueños ya son luz en aquel balcón que observas pestañear en la lejanía de la ciudad. Sólo el viento nos enseña sobre el Sol, nos consigue medicinas que nunca alcanzan.
Y mientras todos esperan el amanecer en esta incendiaria urbe, yo disfruto el licor de la noche y me dispongo a morir antes del alba.
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