jueves, 9 de julio de 2009

#56

Subió hacia lo mas alto de todos los momentos y lugares, es allí donde según dicen el viento encuentra quietud en forma de imponentes y doradas nubes. Poderosos como ligeros eran aquellos rayos de luz que descendieron desde aquel íntegro en descanso, penetraron en la sien de nuestro querido caminante con una naturaleza digna de nunca ser olvidada. Era el cuadro perfecto, la singular sinfonía, palabras nunca escritas, enamorar al solitario amor.
Un estrepitoso escalofrío de respuestas invadió su piel, para nunca volver a ser el mismo. Y así en su último momento con el tiempo recordó las preguntas que tanto lo aquejaban…

¿Habrá luz en nuestro viaje a través del Sol?


¿Quién será ese que nos quita los momentos, al que sin saber nada llamamos tiempo?

¿Quién sos vos?

¿Qué seremos al franquear el espejo?

¿Cuáles son las probabilidades del amor?

Sonrío levemente soltando un aire de comprensión y pensó: “Ya no hay preguntas ni respuestas. Una mata a la otra, destinadas a no ser. Doy gracias por ser participe en esta eterna guerra de apacible empate.”

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