¿Tendrán sus lunas, los amores de nuestros países hermanos?
¿Serán profundas sus plateadas figuras de honesta sabiduría?
¿O serán rojas? Tan rojas que redefinan la pasión, que empalmen piel y arena.
¿Existirán estos países hermanos que tanto imaginamos?
¿Serán paisaje del ancho río de la espera?
¿Dejarán en el pasado esta incertidumbre?
Seres de la noche, seres bajo el sol. Están presentes en cualquier televisor, reflejos de colores muertos que transmiten mala vida, hermosa (y vana) información.
¿Existirán? ¿Tendrán ellos sus países hermanos?
¿Habrá algo más allá de nuestras manos?
¡Miren a la vuelta de la esquina, en la espalda del que camina! Es el presente que se desvive de tanto pasarnos de largo. Y en mi puño, bien adentro, un reloj de pulsera. Tantas veces bastardeado.
Para los que mueren, ayer y hoy.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario