sábado, 13 de septiembre de 2014

#187

Otro sábado más y las tildes van encontrando su lugar. 
Otro sábado más y vos estas tan contenido neto.
Otro sábado más abriendo el frasco del aroma familiar no resuelto.
Otro sábado más en que las mareas de la ira buscan la calma perdida en conjeturas etílicas.

EL constructor sabe que el camino estaba aún antes que naciera la necesidad, también vendía diarios y revistas antes de encontrarse consigo mismo.
Nunca le gustaron sus herramientas, no podía crear desde la displicencia.
No le gustaba la constitución que le habían escrito en su código genético.
Se reveló y creó las tildes, cambió el sonido de las palabras.
Las tildes iban encontrando su lugar. Un lugar en el mundo.

EL caminante sufría la patológica definición del hombre sano, le gustaba comprar y comprar, perderse en bazares infinitos. 
El caminante seguía una flor con la perspectiva de la mariposa y sus fútiles cuarenta y ocho horas de vida. 
La estadística le dio una vida media de setenta años: Vivió setenta años, todos con cuarenta y ocho horas de vida.
Y vos tan contenido neto en tus cuarenta y ocho horas de vida, odias los Lunes.

EL analista quería curar al mundo, buscaba la figura de la forma en la palabra, quería cambiarla. Ponderaba la pertenencia y la identidad ante todos los males modernos.
Se reía del cielo y del infierno, mas nunca supo que perteneció a uno de ellos.
Era el aroma familiar no resuelto su pan de cada día.

EL capitán cayó en la trampa al creer saber su rumbo, no supo ver la multiplicidad del momento, lo repetido de su vida. 
El capitán era domador por oficio de lo desconocido. 
Sus redes neuronales: Fatuos puentes colgantes, optimistas hasta el hartazgo. 
Su daño colateral: La ira.
Semillas pasivo agresivas inundadas en conjeturas etílicas: Su calma, su temple.

La lógica se va con otro sábado más.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario