Otra vez el mismo sueño pero con más protagonistas, un guion un poco más relleno. Cada vez hay menos tragedia, aunque el impulso de buscar la atención sigue siendo el mismo. Al despertar me siento un poco idiota, sin control de mi inconsciente: Nada personal lo sé, es una tragedia nacional.
Lo importante es que cada vez es más natural, olvidable y menos visceral. Nuestra idea de paraíso está hecha de las pesadillas que elegimos aceptar.
Hoy puedo decir...
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