A la mañana me acuesto con el día pero a la noche me acuesto con tu voz.
Me levanté, no ha de ser ésta la primera vez, segurísimo estoy. Que la percepción se fatiga de tanta uber-modernidad, que el monitor de turno te ha inventado un nuevo Bin Laden que tenés que odiar o amar. Son los Némesis de la humanidad que hacen tangibles los cimientos de las mentiras que mantienen todo en movimiento. Quizás en un futuro le toque serlo a tu mamá, tu vecino o ese cachorro que siempre quisiste pero no pudiste tener.
Todo puede llegar a ser real si te lo dicta el señor del guante que guarda la verdad. Pero bien adentro sabes que eso esta mal: Todo es real menos vos y aquello que tocas, tus sentimientos y lo que pensas. La vida es un gran telar de arañas donde cada una con un color de esa paleta inacabable de opiniones le dan origen y forma al universo.
Superpuestas las arañas con su individual color, todas sin saber de los demás, sin saber que todo alrededor es un acuerdo del inconsciente colectivo para hacerle frente a la misma nada.
¿Nosotros las arañas? No lo sé, no lo creo.
¿Victimas nosotros? ¿De qué? Si no sabemos nada.
Que la resaca es cuesta arriba una vez más, que hoy es martes, mañana viernes y pasado lunes.
Que casi todas las cosas vuelven a comenzar si podes contar hasta siete.
Que estas seguro del ruido que hace la madera si la golpeas, que casi siempre te equivocas.
Que hoy suena Charly en tu habitación.
Que hay canciones que hasta el ultimo día de tu vida vas a cantar.
Que no hay nada que te de más paz que no saber un carajo de lo que vendrá.
Que si suenan esos acordes podes volver a respirar.
Que si te cruzas con alguna araña la saludas y la dejas pasar.
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