L: Hoy quiero soñar...
H: Yo quiero dejar de soñar, tener noches rápidas cuando duermo y eternas cuando decido vivirlas.
L: ¿Será que la noche me deja disfrazarme de mi misma? De esa que llevo oculta en el día para que no se me impregne de luz.
H: Quizás sea la noche la que me invita a despojarme de lentes y sombreros, la que me cubre entero.
L: O en realidad de noche me disfrazo con una sonrisa de medialuna, sin miedo a que el maquillaje se corra y los tacones requiebren en las ruinas de lo que por el día serán recuerdos borrosos.
H: Quizás tan sólo así puedo conversar con ella e invitarla a esperar el alba, saber que todo vuelve cuando los días y las noches caen ensimismados unos sobre otros, saber que los límites son el consuelo de los que no se funden.
Una conversación más... ¿Tuviste la tuya ya?
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