Hace tiempo que ando buscando alguna respuesta entre tantas letras, aquella adecuada frase que bien describa mis recuerdos, que me devuelva a cuando niño sobre esa terraza donde escuchaba voces que gritaban. Les imploraba respuesta mas los oía repetir mi nombre. Eran sentimientos de fuertes mundos que creaba, infinitas tardes que añoraba.
(Basta ya de tanto chiste, de gato encerrado en televisor. Son tantas las esquinas de esta vida: media vuelta, es un tango, una rosa, la caída, despertar.
Toco madera, toco pared, urbana percusión. Juegos de niño, piedra libre, si señor.
¡Culeado rima todo, puta madre! Mierda, eso es mierda.
Calm down. Si, con un buen vaso de vino le daba la bienvenida a esta lluvia, fugaz presencia del verano.
¿Lo dije? Si, basta ya de gato encerrado en televisor… Basta ya. Describo, admiro, recuerdo, invento. ¿Lo vivo?
¿Tenés algún problema? La mañana fue un golpe. Sucedió que después del fin del mundo, algo quedaba, algo ajeno al tiempo. Si, escucharon bien, algo sucedió.
Claramente esto rompe todos los esquemas, mas no lamenten ¿Qué sería tan divertido?
¡No se hable más, guitarras por favor! ¿Alguien sabe tocar? Sálvame irrealidad fecunda, hay tantos policías…
Un retiro espiritual, todos hablan de un retiro espiritual. ¿Qué es eso de un retiro espiritual? Repetir, repetir y repetir, de eso se trata.
Sigamos que esto sigue, sigamos. No seamos un punto en aquel espejo retrovisor.
Sabe, sabe tanto decir, no hablar. Sabe, sabe tanto decir, no escuchar. Sabe, sabe tanto, soy yo.)
Repitiendo no se busca. Bulímica solución.
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