Queridos alumnos, perros y lombrices:
Escuchen la canción del sol naciente, el grito del movimiento que deja este estruendo. La sal de la tormenta que nos mata. Piedras sobre piedras, somos tan sólo agua.
Oh música del alma, caleidoscópica figura de dioses sin nombre. Es la fuerza que tanto buscamos, dueña de esta tierra.
La compañía es calor y perfume de tan dulce flor, tan sincera, tan callada, como el viento se desplaza. Suave brisa tan furiosa, es el tiempo que se olvida de cobrarnos cada segundo.
El futuro como presente hay que recibirlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario