jueves, 1 de enero de 2009

#4

Me están volviendo loco las voces en mi cabeza.
No paran de mirar sin pestañear como hipnotizándome con lo que debería hacer.
Como queriéndome sacar el miedo que no es miedo sino algo más que perder la comodidad.
Todo es egoísmo y vanidad, hasta el más profundo amor. Pero eso no se puede decir, te van a odiar. A la gente no le gusta la verdadera naturaleza de las cosas.
Es por eso que están los condimentos, las ilusiones del tan básico comportamiento humano.
Auriculares en mi cabeza, retuercen la realidad con los problemas y sentimientos de los tan llamados 'músicos'. Filtran mis colores.
Algunas veces pienso que me voy a morir escribiendo, pero que más puedo hacer. Esto es peor que un domingo lleno de sangre. De esa densa sangre que te frena.
Lo tienen tan correcto, los domingos no son azules. Hay que ser cielo y mar sometimes.
Hay veces que los escucho hablar en una caleidoscópica frecuencia como en un sinfónico maremoto de ideas.
¡Basta ya! Paremos de lavar los platos, paremos de ver las luces pasar. Enloquecidas y frenéticas por doquier. Seamos más que el viento, paremos el tiempo.
Demasiado pido de mí. Demasiado le pido a los miles que me acompañan.
Shh dejen de hablar, vamos a un retiro espiritual.
Relajar y mutilar los deseos. Amar olvidando los recuerdos.
Escuchemos la música del alma, esa que viene de adentro. Ya no es necesario decir más.
Con pincel en mano y enmudecidos por la belleza, pintemos el paisaje.

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