Aquel día era un niño, tirado en alguna esquina de este viejo lugar, mi viejo lugar. Siempre había cosas que conseguir, objetivos, tareas y demás… Así es la vida – Pensé – Un silencio del inocente, un puñado de finales, una premier en cada momento, de cada momento… En fin, una película más… Mientras la reflexión se daba, se acercaba despacio una figura que sabía de lo que hablaba, que decía entender poco e ignorar mucho y así se sucedieron las palabras a continuación:
Niño: Tantas veces vemos gente girar, tantos ganar y tantos matar.
Figura: ¿Alguna vez entenderemos aquello que nos hace diferentes?
Niño: Y aún así el fuego se divierte y crece, continúa dando vida…
Figura: ¿Se podrá encontrar la verdad escondida en las palabras?
Niño: Si no me equivoco es martes…
Figura: No te equivocas, es martes. ¿Qué haces acá? ¿No tenes cosas que hacer?
Niño: Justo pensaba que siempre es así, no te puedo sorprender diciendo que no.
Figura: Hasta ahora cada vez que cumplís tus tareas hay más a la espera.
Niño: No termina, pero algún día nos va a golpear…
Figura: ¿Quién?
Niño: El final, cuando nos demos cuenta cuanto ignoramos de nuestra naturaleza.
Figura: Pero este prefabricado destino nos amortiguará el golpe, hay salidas de emergencia a la venta, poderosos placebos de irrealidad que matan los detalles.
Niño: Así que ahora sos dealer…
Figura: No, no podría… No sería más un escape.
Niño: Aún así soy muy chico para eso todavía.
Figura: ¿Terminaremos nosotros ganando o matando?
Niño: ¿Girando perpetuamente?
Figura: Viviendo…
"poderosos placebos de irrealidad que matan los detalles" me gustó mucho esa frase.
ResponderBorrar